Mi vida es un
completo problema por las mañanas, “Gregory, salta a esta hoja”, “Gregory,
carga esta rama”, “Gregory, no juegues por ahí”, “Gregory, por favor canta bien”, Gregory esto
y Gregory aquello”; todos los días lo mismo y lo mismo. Pero por las noches, y
cuando mis padres y hermanos mayores ya están dormidos, es cuando mi mundo y mi
vida por fin cobran un sentido más real eh inmortal que esta faceta monótona de
siempre, cuando tengo por fin la oportunidad de verla a ella, de sentir su frio
calor en mi, sentir, aunque sea solo por un momento y de mentira, que ella me
mira solo a mí.
Vivo en una colonia a
los costados de un gran Lago, en una hermosa cabañita de juncos que mi padre y
mi madre construyeron en su juventud cuando recién se casaron, aunque ahora ya
resulta un poco pequeña, pues cuando yo nací, y debo decir que soy el ultimo de
todos, ya eran 314 mis hermanos, así que si mis clases con la Señorita Grille
que es mi profesora de matemáticas en la escuelita de la colonia me han servido
de algo, somos 317 seres en mi casa, y siendo yo el último, el más chiquito y
el menos importante de todos, me toca acatar todo lo que me dicen mis padres y
todos mis hermanos mayores, sin reclamar nada, porque todos siempre tienen la
razón y yo nunca, porque yo no sé lo que pasa pero ellos sí, es un verdadero
tormento siempre y todos los días.
Por ahí, tal vez lo
que me hace soportar en algo las largas faenas del día, es la visita y la ayuda
que me brinda mi buen amigo Chagra, un Colibrí de color blanco con unas plumas
anchas en sus patas que parece como si usara un zamarro, de ahí su nombre, un
pico largo y unas alas que hasta ahora no eh podido ver con claridad, porque
igual que su boca, se mueven tan rápido que casi podría jurar son un verdadero
mito.
- -¿Qué haces? – Es la pregunta
con la que Chagra siempre empieza nuestras conversaciones.
-
- Los mandados de mis Padres –
la respuesta que siempre doy yo.
-
-Porque no les pides permiso
por un ratito nada mas, acabo de descubrir una hermosa flor allá al otro lado
de la orilla, nadie nunca la ha visto, estoy seguro, y la quiero compartir
contigo.
- -
No me van a dar permiso,
tengo que cargar estas hojas para vendérselas al Señor Grill, somos muchos y no
tenemos dinero, mis hermanos ya están mucho más adelantados a mí y sé que si no
me apuro me van a molestar, además, si está
en la otra orilla dime tú, ¿Cómo podría llegar hasta allá si yo no puedo volar?
-
- Ohm?, es verdad, no había
reparado en eso, es una lástima que no lo puedas hacer, pero mira el lado
positivo, si pudieras hacerlo, se que intentarías volar tan alto para poder ver
a tu amor prohibido que te matarías en el intento. Si así lo hicieras yo
perdería a un amigo.
-
- Chagra, me acabas de dar una
idea, yo no puedo volar, pero tu si verdad?
-
- Obvio, ¿Qué no ves que lo
estoy haciendo en este preciso momento?
- - Si, si lo veo, estaba
hablando, bueno no hagas caso a eso, quería proponerte una aventura, ¿Te
apuntas?
- - Mira, si es algo peligroso,
si podemos meternos en líos, si es algo descabellado... cuenta conmigo, si es que
no es así, ni me tomes en cuenta.
- - Si hay algo de peligro, pero
de un buen castigo creo que no me voy a salvar, esta noche cuando todos estén
dormidos, nos vamos a encontrar en esta misma orilla, y vas a cargarme y juntos,
vamos a subir tan alto, que vamos a poder encontrarnos con mi Dama.
-
- Estás loco?, no puedo subir
tan alto, ella está a una distancia imposible para mí.
-
- Por eso dije que sería un
poquito peligroso, pero vamos, hazlo por un viejo amigo.
-
- Bueno está bien, pero nada
más por nuestra amistad.
l Las horas pasaron
lentamente mientras esperaba que llegara mi encuentro con Chagra, y en cuanto
estuve totalmente seguro de que todos en mi casa dormían, salí por la ventana superior del altillo donde
dormimos 114 hermanos míos y yo, gracias a que tengo por un lado la suerte de
dormir en la última cama de la litera gigantesca que mi padre construyo con sus
propias manos, y sin hacer el menor ruido, abriendo la vieja ventana, salte
hacia el patio, y por entre el jardín llegue
a la orilla del lago donde me encontré con Chagra, quien me había estado
esperando como lo habíamos planificado, y si hacer esfuerzo, subí a su lomo y
emprendimos nuestra aventura.
Mi hermosa dama de
plata, mi confidente, la que me escucha y me alegra con su simple mirada estaba allí, llamándome al oído para que
subiera a verla. Sé que solo tengo 34 días de nacido, pero si esto no es amor,
no sé lo que sea. Ella pasa siempre ahí arriba, en ese lago raro que esta sobre
las cabezas de todos los seres vivos, ese lago que siempre cambia de color, de
día es celeste y tiene esos algodones blancos, y de noche es negra y tiene esos
puntitos brillantes que acompañan a mi dama allá a lo lejos.
Subimos y subimos,
pero por más que Chagra se esforzaba, parecía que mi dama seguía tan lejos como
siempre.
- -
No sé cuánto tiempo más
pueda seguir aguantado este vuelo, las corrientes se están volviendo frías y ya
no me quedan fuerzas – Dijo mi amigo jadeando.
-
- Por lo que más quieras,
aguanta por favor, yo se que tu puedes – pero la verdad es que yo también
estaba muy cansado, esta era la primara vez que volaba y el aferrarme al lomo
de Chagra contra el viento y la gravedad, eran un problema que yo no había
sopesado.
- - Quiero hacerlo, pero por más
que lo intente no puedo...
Estas fueron las
últimas palabras que logramos intercambiar, puesto que Chagra se desmayo en
pleno vuelo, y empezó a caer, con las últimas fuerzas que me quedaban, entorne
mis piernas y profese el salto más potente que pude lograr.
Mientras mi salto aun
seguía con fuerza, volví mi rostro hacia abajo, buscando a Chagra, y logre
divisar que caía sin control subordinado a la fuerza de la gravedad, pero de la
nada, un Colibrí aun mas grande, muchos metros más abajo, lo aferro con sus
patas y lo dirigió con cuidado hacia su nido, curve mi rostro nuevamente hacia
arriba buscando de vuelta a mi Dama, que seguía allí, orgullosa y sonriente,
extendiéndome sus largos hilos de plata para que me apoyara en ellos.
No supe más de lo que
paso después, mis ojos se cerraron y quede inconsciente, pero ahora, soy feliz,
soy uno de esos pequeños puntitos brillantes en el lago raro y estoy junto a mi
Dama todo el tiempo.