El presente estudio fue realizado a petición de la Coordinación Nacional de Salud Mental del Ministerio de Salud Pública del Ecuador y contó con el auspicio técnico y financiero de la Organización Panamericana de la Salud.
El desarrollo de la investigación estuvo a cargo del Dr. Dimitri Barreto Vaquero, médico psiquiatra del Centro de Salud N° 9 de la ciudad de Quito y profesor de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Central del Ecuador. El mismo fue contratado por la OPS a los efectos mencionados.
Los datos de las estadisticas corresponden al año 2009; el objetivo de este estudio es mejorar los servicios de salud mental del Ecuador y disponer de información para la formulación de políticas y planes de salud mental partiendo de una línea de base, la que a su vez permitirá monitorear los cambios que se generen.
La última versión del Plan Nacional de Salud Mental data del año 1999 y en el se contemplan las principales líneas políticas y estratégicas.
No existe una Ley de Salud Mental, pero en varios cuerpos legales se estipulan disposiciones
muy claras sobre diversos aspectos de la salud mental de los ecuatorianos. Hace falta una vinculación o coordinación entre los organismos encargados de la vigilancia de los derechos humanos y los establecimientos de salud mental. El personal de los servicios no ha sido capacitado sobre derechos humanos.
Para las acciones de salud mental se dispone únicamente del 1.2% del presupuesto del Ministerio de Salud Pública. De esta cantidad el 59% se destina a los hospitales psiquiátricos.
Los servicios de salud mental han tenido un significativo desarrollo en los últimos años, de tal
suerte que en la mayoría de los hospitales provinciales ya se cuenta con el concurso de médicos psiquiatras y psicólogos.
Con relación a los diagnósticos a nivel de los hospitales psiquiátricos el de mayor prevalencia es el de esquizofrenia y a nivel de los servicios ambulatorios: trastornos de ansiedad.
El número total de profesionales que trabajan en los establecimientos de salud mental es de 8 por cada 100.000 habitantes. La proporción mayoritaria es la de los psicólogos, en tanto que se aprecian tasas muy bajas de trabajadoras sociales y de terapistas ocupacionales.
Los servicios de salud mental no están organizados de manera regionalizada y en forma equitativa de acuerdo a las necesidades de la población, por el contrario es evidente una concentración en las grandes ciudades del país como son: Quito, Guayaquil y Cuenca, existiendo zonas en las que no se brinda atención en este campo. Los servicios existentes, tanto públicos como privados no mantienen ningún sistema permanente de coordinación entre si, ni con otros servicios del sistema de salud.
Establecimientos de salud mental ambulatorios A nivel de los establecimientos de salud mental ambulatorios existentes en los Centros de Salud y las consultas externas de los hospitales provinciales se ha brindado atención a 239 pacientes por cada 100.000 habitantes. El 27% corresponde a menores de 19 años. La información disponible no permite agrupar a los pacientes por sexo. La cantidad promedio de contactos de cada paciente con la unidad de salud es de 5 al año. Los diagnósticos de los pacientes atendidos en estas unidades constan en la Tabla # 1. Ninguna de las unidades reportó actividades de seguimiento de los pacientes en la comunidad y no cuentan con equipos móviles para acciones de salud mental. En todas las unidades de atención ambulatoria se señala la disponibilidad de tratamientos psicosociales de los que se benefician la mayoría de pacientes. Únicamente las unidades dependientes del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social y de las Fuerzas Armadas, disponen de psicofármacos para sus pacientes, sin costo adicional para ellos. Los servicios ambulatorios dependientes del Ministerio de Salud Pública no disponen de estos fármacos en
forma permanente, sino en contadas ocasiones y lo más usual es que los pacientes los adquieran en farmacias particulares.
En cuanto al promedio de días de estancia en el hospital existe una notable diversidad entre
hospital y hospital, en uno el promedio es 321 días, en tanto que en otro es de 39, y en el
Hospital más grande del país no es posible obtener este dato. El promedio de los cuatro
hospitales que han reportado este dato es de 141 días. Existe una importante población de larga estancia en los hospitales psiquiátricos, la misma ocupa el 53% de las camas disponibles. De esta población, el 64% permanece más de 10 años en el interior de la institución, el 17% entre 5 y 10 años y el 19% entre 1 a 4 años.
Conclusiones.
El sistema de salud mental del Ecuador se encuentra en un proceso de transición desde los
modelos clásicos de atención centrada en los grandes hospitales psiquiátricos hacia una
integración en toda la estructura de servicios de salud. El desarrollo de Unidades de Atención
Mental en los hospitales provinciales y la paulatina incorporación de servicios en las unidades de atención primaria constituyen su mayor fortaleza. A este hecho ha contribuido la gestión
universitaria formando psiquiatras y psicólogos, estos últimos con diferente perfil. La oblación
acepta y acude a los servicios ambulatorios y tiene un cambio de actitud ante las consultas de
esta especialidad.
Las debilidades del sistema radica en la baja asignación presupuestaria, la carencia una
legislación específica, la falta de programas permanentes de promoción de la salud mental, la
incipiente participación de la comunidad, la ausencia de organizaciones de familiares o ex
pacientes, la inadecuada difusión y correlación de los derechos humanos en la atención
psiquiátrica y la franca tendencia a la medicalización de todos los problemas.
En todo caso se asiste a un momento en que coexisten diversos propuestas y grupos interesados en una renovación permanente de la salud mental y sobretodo la actitud favorable de las autoridades de salud para impulsar los cambios y dar el apoyo necesario a todo cuanto permita potencializar la salud mental de los ecuatorianos.
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